miércoles, 30 de enero de 2019

exposición 6 y 7.

Exposición 6.


FUNCIONES DEL COMUNICADOR.



Resultado de imagen para funciones del comunicadorPor las características de la naturaleza social de la comunicación, como la interacción entre personas, la organización de grupos, el uso de niveles del lenguaje y sus significados delimitados por un contexto social o cultural, la función primordial de un comunicador consta de funciones más específicas. Zacharis y Coleman (1978: 26), en su libro Comunicación oral. Un enfoque racional, señalan cinco funciones Que tiene el comunicador cuando debe comunicar: 1. lingüística, 2. simbólica, 3. organizativa, 4. social, y 5. cultural.


Las funciones lingüística y simbólica se derivan de la capacidad Que tiene el hombre de producir lenguaje y simbolizar en diversas formas su realidad, para comunicar a otros sus ideas y sentimientos. La función organizativa está implícita en la social y la social, en la cultural, ya que la sociedad se conforma de grupos Que se comunican entre sí para organizar su estructura jerárquica y formar instituciones con sus funciones y actividades, así como sus hábitos y comportamientos sociales Que los distinguen como una cultura.

Función social.

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Se refiere a la comunicación Que utilizan las personas cuando representan diversos roles dentro de un sistema social, siguiendo patrones de comportamiento aprendidos para actividades ya sean de trabajo o de entretenimiento, así como en todos los ámbitos: religioso, político, académico, familiar, etcétera. La función social permite al comunicador interactuar en formas apropiadas, de acuerdo con las situaciones sociales de los diferentes estratos.






Función simbólica.

Se utiliza para representar hechos, objetos o sentimientos por medio de símbolos, señales o signos. En la comunicación que se genera se usan varios códigos o lenguajes, con cargas emocionales positivas o negativas en los mensajes, que pueden provocar efectos constructivos o destructivos en los participantes en el proceso comunicativo, según la significación que den a los símbolos utilizados.
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Función lingüística.

Resultado de imagen para Función lingüística de la comunicaciónEstá ligada específicamente al estilo del lenguaje usado en el mensaje. Tal función la utiliza el comunicador desde que genera ideas, las ordena con base en su contenido y elige el tratamiento y el nivel adecuados para los receptores. Es muy variable, ya que un mensaje puede construirse con diversos estilos de lenguaje: formal, informal, especializado, popular, culto, estándar, etcétera, según el deseo del comunicador y la situación en la que se comunica.




Función organizativa.

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A través de la comunicación se ordena el conjunto de individuos por puestos, estratos y jerarquías; se generan normas, roles y funciones para construir una empresa, organización o estructura social. Esta función es la que promueve la interdependencia y la transmisión de información entre todas las partes que integran un sistema social.





Función cultural.

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Los individuos, al comunicarse, transmiten hábitos, costumbres, valores y creencias que conforman su cultura. Los modos de hablar y comportarse de los grupos humanos se aprenden a través de la comunicación y por medio de ella se crean, transforman y cambian con el tiempo. Con esta función de la comunicación apreciamos las diferencias y similitudes de conductas en las diversas culturas.

ESCUCHA ACTIVA.

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Nuestros patrones de lenguaje y vocabulario son aprendidos. Cada quien decide cuándo conviene usar el lenguaje formal y cuándo es más apropiado hablar informalmente. Todos usamos un idioma, una lengua propia de nuestra familia y de la región en donde crecimos o vivimos, incluyendo modismos o palabras populares con la entonación que nos caracteriza. Tenemos creencias y tomamos actitudes que determinan nuestros pensamientos, acciones y preferencias acerca de objetos y acontecimientos, y las cuales manifestamos a través de múltiples comportamientos: estéticos, sexuales, religiosos, cívicos, etcétera. Esto exige que toda persona esté consciente de sus acciones cuando vive un proceso de comunicación, pues sabemos que es compartido, así como que sus efectos intelectuales y emocionales son recíprocos; por lo tanto, la responsabilidad también debe ser compartida.

Saber escuchar: responsabilidad del comunicador. 

La primera responsabilidad en el rol de comunicador es aprender a ser buen oyente y, más aún, ser un "escucha activo", lograr el entendimiento de ideas y tal vez también ser empático. Saber escuchar activamente es una práctica de comunicación que exige responsabilidad en cualquier situación, ya que puede ayudar a generar intercambio de información precisa, estableciendo gran fidelidad en la transmisión y recepción de las ideas que contienen los mensajes; la empatía nos permite aprender a anticipar los probables efectos en nuestro encuentro comunicativo. El comunicador debe tener conciencia clara de que el proceso de comunicación es recíproco, en tanto que el éxito en la comunicación depende en la misma medida del emisor y del receptor. 

Recordemos que la dinámica de la comunicación es transaccional, y que, con el intercambio de mensajes, la responsabilidad que adquieren ambas partes viviendo el rol de comunicadores es compartida.
Saber escuchar activamente es responsabilidad indispensable para lograr la identificación con otras personas; además nos hace ser comprendidos y respetados, a la vez que nos da credibilidad, con la que ganamos la confianza de los demás; éstos, al ser escuchados con atención, reciben la satisfacción de ser "atendidos", también se incrementan, en el escucha, las habilidades de autonomía y flexibilidad y éxito en la comunicación.
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• Físicas: visuales y auditivas. Vemos gestos y movimientos, y escuchamos ideas a un tiempo.
• Intelectuales: memoria, inteligencia, imaginación, razonamiento, etcétera. Porque analizamos, categorizamos, relacionamos, sintetizamos, aplicamos ideas, generamos imágenes mentales, etcétera.
• Psicológicas: emociones, sentimientos, estados de ánimo. Porque leemos "entre líneas" lo que sienten las personas al hablar.

Escuchar activamente no es un proceso fácil, porque, más que una facultad física e intelectual, es un proceso psicológico-emocional-selectivo, ya que posee una íntima relación con el interés o la motivación que cada uno de-nosotros tenga para escuchar; es un proceso selectivo, que funciona cuando una persona siente necesidades y busca satisfacerlas mediante la información o comunicación con otros, aun cuando se presenten ciertos obstáculos debido a las diferencias entre emisor y receptor, comenzando por la intención, los objetivos o las razones que haya para escuchar.

Propósitos para escuchar. 

Los propósitos que puede tener una persona para escuchar pueden ser, entre otros:

• Disfrutamos al escuchar música, poesía, el parlamento de una obra de teatro, una canción, etcétera.
• Nos informamos cuando tenemos necesidad de conocer y obtener datos de hechos, informes, clases, conferencias, noticieros, etcétera.
• Buscamos entender la información que procesamos cuando existen puntos de vista que resultan confusos y tratamos de captar racionalmente todo lo que escuchamos.
Resultado de imagen para proposito para escuchar• Empatizamos cuando respondemos al mismo nivel de sentimientos; por ejemplo, cuando escuchamos a un buen amigo que comparte con nosotros sus experiencias leyendo "entre líneas" su mensaje para comprender mejor su verdadero significado.

• Evaluamos cuando, al escuchar, establecemos juicios o críticas, o valoramos el mensaje, ya sea positiva o negativamente.



Obstáculos para escuchar activamente.

Zacharis y Coleman (1987:196) dicen que al escuchar se pueden presentar varios obstáculos en la comunicación, debido a diferencias entre emisor y receptor, entre las cuales encontramos principalmente: 
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• Diferencias en las percepciones. Las diferentes experiencias, actitudes y valores, es decir, los marcos de referencia distintos, determinan la forma como percibimos e interpretamos lo que vemos y escuchamos.
Diferencias en habilidades de comunicación. No siempre se conoce el nivel personal de conocimientos o habilidades para interactuar con que cuentan el emisor y el receptor en un proceso comunicativo. Nos empeñamos en evaluar y juzgar "deficiencias" o "defectos", anulando muchas veces el propósito de comprensión y entendimiento.

• Diferencias en la interpretación del mensaje. Tanto las palabras como los gestos pueden ser interpretados en varias formas, creando una barrera para el entendimiento. Tenemos una propensión a pensar en términos radicales; por ejemplo, listo o tonto, culpable o inocente, bueno o malo, etcétera, pero es difícil captar a veces grados, intensidades o matices de significado, lo que ocasiona que el lenguaje nos conduzca a fallas en la comprensión de lo comunicado.

• Diferencias en autoridad o estatus. Las posiciones que ocupan los individuos en la situación de comunicación también influyen en la calidad de la recepción y emisión de mensajes. Dos personas de igual jerarquía tienden a escucharse mutuamente al mismo nivel, pero en posiciones de jefe-subordinado, maestro-alumno, padre-hijo, etcétera, en las que la autoridad de uno de los participantes está presente, se tiende a ocultar información, no hacerla clara o no lo suficientemente.

Hay otros factores que pueden impedir escuchar eficazmente (Zacharis y Coleman, 1978:196-198), debido al uso incorrecto de los procesos mentales propios para escuchar; por ejemplo:

Tratar de memorizar: No debemos tratar de registrar todo lo que el emisor dice y grabarlo en la memoria para después meditarlo. Quizá nuestro deseo sea no perder nada del mensaje, pero este propósito puede ser inútil porque, si insistimos en memorizar al mismo tiempo que el mensaje está fluyendo en boca del emisor, esto nos provocará tensión y llegará el momento en que, cansados, dejemos de escuchar, porque no es posible retenerlo todo. Es mejor ir captando y clasificando las ideas principales. Si queremos recordar algunos detalles, entonces tomemos apuntes o notas.

• Atender falsamente: Se atiende con la presencia, mas no con el intelecto; establecemos un contacto visual con el emisor, asentimos con la cabeza, quizá expresamos gestos cordiales hacia el emisor, pero no estamos realizando procesos mentales para comprender el mensaje. Esta postura falsa llega a convertirse en un mal hábito que, una vez arraigado, puede ser muy perjudicial. Ante dicho obstáculo, empecemos por reconocer si realmente tenemos interés para escuchar o el propósito de hacerlo; lo importante es no engañamos, pues sabemos bien si escuchamos o no.

• Prejuzgar el contenido del mensaje sin haberlo oído: A veces el tema llega a parecemos conocido o irrelevante, y el emisor poco interesante, mas no debemos juzgarlos antes de escucharlos. Debemos escuchar y esperar a que se termine de hablar, pues muchas veces durante el desarrollo del mensaje surgen puntos de vista atractivos y el tema para el cual había pobres expectativas puede parecemos al final valioso y de gran utilidad. Así que primero escuchemos, entendamos, y luego juzguemos.

• Distraerse o soñar: Una mirada de alguien, un ruido ambiental, una persona que se mueve o transita por el lugar, la luz que se modifica, alguna palabra que nos evoca sentimientos, etcétera, cualquier cosa llega a distraer a un mal oyente y llevarlo a imaginar, discurrir o soñar. Pensar que estamos allí para escuchar un mensaje útil, provechoso o importante, así como reconocer el esfuerzo que está haciendo el hablante para comunicarse con nosotros nos ayudará a concentramos más, a pensar en las ideas del mensaje, así como a evitar las distracciones y la ensoñación.

• Creer que nuestras ideas son siempre mejores que las que escuchamos: En el caso de los receptores que piensan saber todo, si los puntos de vista del hablante son diferentes, entonces creerá que están equivocados. La forma de percibir y de pensar puede ser diferente en cada persona, por lo que para escuchar ideas opuestas a las nuestras es necesario preparamos con una mentalidad abierta, con la finalidad de comprender diferentes puntos de vista. Tratar de ser objetivos para aceptar la diversidad de ideas, ayudará a tener una nueva visión del mundo.

Vencer los obstáculos y mejorar la forma de escuchar es importante para la vida, tanto personal como social: es parte de nuestras actividades diarias.

Como miembros de una sociedad, los seres humanos funcionamos intelectualmente en forma natural como oyentes, ya que escuchar es la base del proceso de aprendizaje que realizamos desde niños a través de estímulos auditivos, imitación de palabras y estructuras gramaticales, así como de los modelos de entonación de todo lo que escuchamos.
Donald Walton (1991:39-43) dice que existe un buen número de mitos generados o concepciones equivocadas alrededor de lo que implica saber escuchar. Por ejemplo:

• Mito 1: Los malos oyentes son menos inteligentes. Quizás en algunos casos sea verdad, pero la mayoría de la gente tiene el potencial para aumentar considerablemente su capacidad para concentrarse, escuchar y retener las ideas que le transmiten.

• Mito 2: No se puede mejorar la capacidad de escuchar. Algunos autores establecen una diferencia entre oír y escuchar. La capacidad de oír es únicamente sensorial (oímos porque tenemos oídos), pero saber escuchar abarca la dimensión de interpretar, entender y permanecer atento a lo que se dice y a la forma en que se dice. Si no aprendemos a escuchar a través de una educación formal (por ejemplo en cursos o en la escuela), sí podemos tratar de aumentar la concentración mediante la práctica constante y la intención de escuchar activamente.

• Mito 3: La lectura incrementa la habilidad para escuchar. Aunque es verdad que leer es como escuchar la voz del autor, quien nos proporciona el trasfondo necesario para entender, no necesariamente mejora nuestra habilidad para escuchar. La lectura no se desarrolla en un contexto social (como ocurre con el habla), en el que las variables pueden influir en la comprensión del significado del mensaje y el escucha debe poner toda su atención en lo que está diciendo y haciendo el comunicador. Al contrario de esta situación, el lector llega a distraerse, soñar o retirarse, y regresar a la parte del mensaje escrito en el momento en que así lo quiera.


Aprender a escuchar sí se puede lograr, este aprendizaje representa algunas ventajas prácticas en el manejo del lenguaje, que mejora con la imitación del vocabulario y estilo de comunicadores expertos. Más aún, es posible adquirir conocimientos en forma más rápida y eficaz si no sólo recibimos lo que oímos, sino que analizamos, relacionamos, evaluamos y aplicamos las ideas que escuchamos con un propósito determinado.



Conociendo las dificultades que implica escuchar activamente, es responsabilidad del comunicador, en su rol de emisor, elaborar mensajes significativos y estimulantes que despierten interés y entendimiento en el receptor; por el contrario, su obligación en su rol de receptor será la de ser un escucha activo, tener una actitud de apertura para entender, comprender, evaluar el mensaje y quizá lograr empatizar. Con tal disposición estaremos en posibilidad de cumplir en forma más efectiva el rol de comunicador.

Técnicas de expresión oral.

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Qué son las técnicas de expresión oral?

Es el conjunto técnicas que acuerdan las normas generales que se deben de seguir para la buena comunicación oral, es la forma de expresar sin barreras lo que pensamos, además de esto nos sirve como instrumento para comunicar sujetos externos a él. Se debe tener presente que la expresión oral en diferentes circunstancias es más extensa que la hablada pues necesita más elementos para lingüísticos para terminar su significado final.
Por eso esta no solo implica tener un buen manejo y conocimiento del idioma sino que también comprende varios elementos no verbales. La importancia de estos últimos es crucial. Mehrabian, un psicólogo social, identificó que el impacto total de un mensaje es aproximadamente en un 7% verbal, un 38% vocal (tono de voz, ritmo, etc.) y en un 55% no verbal.

La expresión oral está conformada por 9 cualidades son:
1. Dicción.
2. Fluidez.
3. Volumen.
4. Ritmo.
5. Claridad.
6. Coherencia.
7. Emotividad.
8. Movimientos corporales y gesticulación.

 9. Vocabulario.


Dicción: construir con la mayor claridad posible las palabras del mensaje que se quiere transmitir.

Fluidez: Es utilizar las palabras de manera espontánea natural y continua, como fluye el agua.

Volumen: Es la mayor o menor intensidad que un hablante imprime a su voz al transmitir un mensaje ante un auditorio.

Ritmo: Es la armonía y acentuación grata y cadenciosa del lenguaje, que resulta de la combinación y sucesión de las palabras, frases y cláusulas que seleccionamos y que se expresan respetando los signos de puntuación. Cuanto más cuidado se tenga en la organización, combinación y sucesión de las palabras, más armonioso será la expresión oral.

Claridad: Es importante que expresemos en forma precisa y objetiva nuestros conceptos, ideas y pensamientos, empleando los recursos necesarios para aumentar la claridad de nuestro discurso.

Coherencia: Es expresar organizada mente las ideas o pensamientos en cadena, unidos por un hilo conductor lógico.

Emotividad: Consiste en proyectar, por medio de nuestras palabras, la pasión y el calor necesario para convencer, sensibilizar o persuadir a un auditorio.

Movimientos corporales y gesticulación: es cuando la persona se expresa oral mente pero se apoya de sus movimientos corporales y de su gesticulación facial y los relaciona con la situación comunicada.

Vocabulario: es la lista de palabras que tenemos guardadas en nuestra mente: debemos saber seleccionar aquellas que nos ayuden transmitir clara mente el mensaje de manera que sea entendida por nuestros receptores teniendo en cuenta su cultura, social y su psicología.

TÉCNICAS GRUPALES

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La Mesa redonda:
Está Conformada por un grupo de personas reunidas para estudiar un asunto o problema determinado. Este estudio se realiza solo mediante una discusión. El estudio de ese asunto se realiza exclusivamente mediante la discusión. Y no se trata que cada uno de sus integrantes del grupo realice un discurso si no que escuchen los diferentes puntos de vista de los más hasta llegar a un acuerdo positivo para reducir unas recomendaciones o acuerdos.
La Exposición:
 Se utiliza para presentar el contenido de un tema con la intención de explicar y desarrollar una serie de ideas y así transmitirlo de manera clara y convincente a los demás. Los textos en los que predomina la exposición se denominan textos expositivos.
La Entrevista:
 Tiene un propósito definido que puede ser obtener información, darla, guiar, dar o recibir indicaciones o recomendaciones, etc. Se caracteriza por:
● Generalmente solo dos personas hablan.
● Generalmente hay muchas preguntas y respuestas en torno a un solo tema.
La Oratoria:
Es un género literario en el que se agrupan las obras creadas para ser pronunciadas en público. Según la preceptiva clásica, la oratoria se divide en tres grandes ramas: la sagrada, cuya principal forma es el sermón; la política, que comprende el discurso parlamentario, popular y militar; y la forense o jurídica. Se desarrolló enormemente en Grecia y Roma, y con posterioridad ha tenido extraordinaria importancia política, especialmente a partir del establecimiento de los regímenes parlamentarios.
La charla:
Se trata de exposiciones orales para un auditorio reducido. Su desarrollo se realiza en un tono más informal, siendo frecuente el uso del lenguaje coloquial.
La Conferencia:
Es una disertación hecha ante un público. Tiene como fin informar, explicar, persuadir, incitar a la hacino, etc. Toda conferencia exige un tratamiento detenido y más o menos profundo. La vida actual y futura de todo estudiante le exige a cada paso la necesidad de dar conferencias. La conferencia debe tener en cuenta los siguientes factores: el expositor, el contenido de la exposición, las circunstancias de la exposición, los canales de la comunicación y el auditorio.
El Mitin:  
Acto o reunión pública en la que se discuten asuntos políticos o sociales.
La Encuesta:
Es un estudio observacional en el cual el investigador no modifica el entorno ni controla el proceso que está en observación (como sí lo hace en un experimento). Los datos se obtienen a partir de realizar un conjunto de preguntas normalizadas dirigidas a una muestra representativa o al conjunto total de la población estadística en estudio, formada a menudo por personas, empresas o entes institucionales, con el fin de conocer estados de opinión, características o hechos específicos.
El Foro:
Es una exposición de un tema determinado que realizan generalmente cuatro estudiantes: un mantenedor y tres ponentes. Se trata de un tema dividido, por lo general en tres subtemas, pero esto no quiere decir que él numero de ponentes no pueda aumentar, ni que haya más subtemas. El foro es una exposición de grupo.
La Asamblea:
Es un órgano político en una organización que asume decisiones. En ocasiones asume total o parcialmente el poder legislativo y, a veces, todos los poderes posibles. Una asamblea se forma por muchas personas que pertenecen a la organización, están relacionadas o tienen el permiso explícito de la misma para participar.
El Panel:
Un grupo de personas expone en forma de dialogo un tema frente a un auditorio. Esta técnica se emplea cuando las personas son versadas en el tema y están dispuestas a informar al auditorio. Cuando el auditorio tiene iguales experiencias a las de los expertos. Cuando en un grupo surge la necesidad de escuchar a otras personas con experiencia sobre el mismo tema.
El Debate:
El debate es una actividad oral que consiste en la discusión de un tema por parte de dos grupos: Los defensores son un grupo de personas que defienden un tema y deben estar convencidos del lado positivo, y los atacantes deben estar convencidos del lado negativo.
El Seminario:
Es una reunión especializada que tiene naturaleza técnica y académica cuyo objetivo es realizar un estudio profundo de determinadas materias con un tratamiento que requiere una interactividad entre los especialistas.
El Simposio:
Se define como un grupo de charlas, discursos o exposiciones verbales presentados por varios individuos sobre las diversas fases de un solo tema. Sus ideas pueden coincidir o no, lo importante es que cada uno de ellos ofrezca un aspecto particular del tema de modo que al finalizar éste, quede desarrollado en forma relativamente integral y con la mayor profundidad posible.

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